lunes, 14 de marzo de 2011

 
Mis relaciones afectivas siempre fueron así: 

 Difíciles de concretar (y hasta imposibles) y dotadas de una obsesión incandescente. Una obsesión que me consume, que me mata, que me hiere y que aún así defiendo. Porque llegué a pensar que amor sin sufrimiento no era amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario